La cuna de Estados Unidos
Filadelfia es como la memoria viva de los Estados Unidos. Aquí todo respira historia: fue en esta ciudad donde se firmó la Declaración de Independencia en 1776 y más tarde la Constitución. Pero “Philly”, como la llaman cariñosamente sus habitantes, no vive solo en el pasado — combina a la perfección herencia colonial, cultura urbana y espíritu rebelde.
Caminas por Old City, y te encuentras con el Independence Hall, la Campana de la Libertad, y las calles adoquinadas del siglo XVIII. Pero unas cuadras más lejos, el paisaje cambia: murales gigantes de street art, barrios multiculturales y una escena musical en ebullición. Filadelfia es un rompecabezas vibrante.
También es la ciudad de Rocky Balboa. Subir las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia, como en la película, es casi un rito. Pero más allá del símbolo, Filadelfia es una ciudad de arte y conocimiento: museos de renombre, universidades prestigiosas (UPenn, Temple...) y una profunda conexión con la cultura.
Cada barrio tiene su personalidad: Fishtown es moderno y creativo, South Philly late con las comunidades italianas, irlandesas y asiáticas, y West Philly conserva un ambiente más residencial y alternativo. Y en todos lados, la gastronomía local te llama: no puedes irte sin probar un verdadero Philly cheesesteak o los clásicos pretzels salados.
En cuanto al deporte, los fans de Filadelfia son de los más apasionados del país. Los Eagles (fútbol americano), los 76ers (NBA), los Phillies (béisbol) y los Flyers (hockey) llenan los estadios con una energía electrizante.
Filadelfia no pretende brillar como Nueva York o Miami, pero tiene algo profundo, auténtico e intenso. Es una ciudad donde la historia te habla, donde la calle tiene alma, y donde se respira el verdadero espíritu americano.
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